Sueño
Por Viridiana Nárud
¿A quién pertenecen nuestros sueños? Su lenguaje se encuentra
en otro nivel, más cercano a la poesía. Al tenerlos, hacemos alma, pero ¿qué es
lo que nos dicen? La representación arquetípica de los sueños muestra a la
Divinidad en una representación anímica. A veces, pareciera que muestran el
camino de nuestro Devenir. Pero éste causa terror ya que su significado no puede ser asible para
el pensamiento humano.
Hegel dice que las palabras como lo divino, lo absoluto, lo
eterno, incluso el devenir, no expresan lo que ellos contienen y que palabras
como estas sólo contienen la intuición. Sin embargo, el lenguaje ha perdido esa
capacidad de expresar lo que las intuiciones insinúan. Hemos desechado las
grandes palabras a cambio de lo concreto.
Los sentimientos y las intuiciones no pertenecen al mundo de
lo concreto. Al silenciarlas hemos creado una sociedad enferma que niega sus síntomas.
Lo triste es que esto afecta nuestras relaciones personales como individuos. El
Zohar o el libro del esplendor, dice que las palabras tienen un doble
significado: el divino y el terrenal. Todo mantiene un doble velo. Hegel habla
de la renuncia al conocimiento absoluto por el hecho de ver en ella algo que no
es absoluto ni es en lo absoluto.
Se ha dejado de negociar con el misterio de la vida creyendo
que por hacer del lenguaje algo concreto el misterio se nulifica. Pero los sueños se
siguen manifestando, no sólo son cultura. Erich Fromm decía que al soñar a otra
persona terminamos de conocer al sujeto. Nuestro inconsciente es portador de
una verdad.
Antes, en la antigüedad, aquellos que eran capaces de descifrar
un sueño cambiaban el destino de las Naciones. Pienso en José el soñador. ¿Qué
nos dicen nuestros sueños que callamos día a día? ¿Cómo se apoderan de nuestra
vida si somos incapaces de descífralos? Al renunciar a la poesía, a los sueños,
hemos renunciado a la capacidad de cambiar nuestro destino. ¿Qué es el destino?
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