Buinaina
Por Viridiana Nárud
Tengo placeres chiquitos, tan pequeños que ni los recuerdo.
Como fumar un cigarro tras otro. La sensación de vértigo, mi cerebro llenarse
de humo y sentir que me he elevado a la estratósfera de la realidad. ¿Qué mal
puede existir en desear acabar con tu vida lentamente? ¿Por qué el desear la
muerte debe estar lleno de culpa? Yo quiero morirme lento, lentito. Llenar mis
pulmones de humo, caminar junto a Buinaina y que me aconseje a través del sueño
del tabaco. Pero mientras sueño y veo la realidad de los mundos tengo que
pensar que si continúo haciéndolo un cáncer terrible me acompañará el día de mi
muerte.
Yo quisiera morir tranquila, cerrar los ojos y jamás
despertar. ¿De qué murió? De placeres
chiquitos. La tensión de la vida y la muerte hacen de ésta primera una
sensación más intensa. Quiero morir viviendo. Con esa consciencia de mi efímera
existencia. No un suicidio dramático lleno de sangre o un cuerpo colgado.
Quiero en mi cama tener consciencia de esos últimos tres minutos de vida. Dejar
que la muerte dialogue conmigo a través de mi cuerpo y encontrar en ella a mi
más grande amiga. Aunque sea la primera y última vez que se presente.
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