El cabello como ofrenda
Por Viridiana Nárud
Conforme pasan los años, mis dudas sobre el por qué de la existencia humana y mi propia existencia se
vuelven más profundas. ¿Para qué la vida? No soy una mujer de ciencia, no
entiendo su lenguaje. A pesar de haber a travesado el camino de la religión no
pudo encontrar en ella respuestas. La ciencia dice: Dios no existe. La
religión: Dios existe. ¿Dónde se encuentra Dios?
Para ir dilucidando esta
interrogante narro los siguientes hechos: Jung se hospedaba en un pueblo de la
montaña de Elgón en áfrica oriental, supo que los habitantes adoraban al sol al
comenzar el día, y les preguntó si el sol
era su dios. Los habitantes rechazaron esa pregunta como algo completamente
ridículo. Para resumir la anécdota los habitantes le explicaron a Jung que es verdad que sol que está arriba no es
dios, pero al levantarse el sol sí es dios. Al final de su vida, Jung,
escribió en su autobiografía: Comprendí que en el alma humana, desde su origen
existe una admiración a la luz, y un impulso inconsciente de salir de la
oscuridad inicial.
En otra anécdota un sabio
hindú explica que la batalla que está representada en el Veda entre los poderes
de la luz y la verdad y los poderes de las tinieblas, es nuestra propia vida.
Una máxima ocultista dice: entre la luz y la oscuridad se encuentra las
tinieblas. Esa búsqueda incesante por la luz es el motor constante en la vida,
al menos, en la mía. Aunque todos conocemos que sí existe un Destino y ese es
el de la muerte.
Pero me continúo preguntando:
¿dónde está dios? Apenas hace unos días afectada por distintos desencuentros
quise cortarme mi cabello. Existe un mito en donde Berenice, esposa de Ptolomeo
III, ofrenda su hermosa caballera a Afrodita a cambio de que regrese con bien
su marido. Berenice, al regresar su marido, cumple su promesa.
He analizado en distintas
ocasiones este mito, más que como un estudio académico, como algo personal.
Berenice ofrenda su cabello a cambio de que regrese con bien su amado. La angustia
de perderlo pinta un panorama oscuro. Sin embargo, dentro de éste ella busca a
través de una ofrenda que los dioses se presenten y traigan con bien a su
amado.
Si algo he observado es
que el hecho de cortarse el cabello muchas veces, no siempre, se encuentra
relacionado con las rupturas amorosas. ¿Será que en este hecho la mujer espera
que su amado regrese con bien? ¿Qué significado se oculta tras este hecho? No
pretendo llegar al abismo la esta interrogante, sólo responder el primer por
qué.
Recuerdo frases: Nunca te
cortes el cabello... El eco del recuerdo regresa y me digo: Quisiera dejar todo
atrás. Pienso antes de actuar. El acto de cortarse el cabello después de una
ruptura se encuentra lleno de significado. Yo no quisiera ofrendar mi cabello
esperando a que el otro regrese. Pero necesito hacer una pausa regresar a mí.
El cambio es lo único constante.
Voy a la estética y pido
que me hagan un nuevo corte. Necesito encontrar libertad en mis rizos. Algo que
me identifique con lo que siento. Después de la larga oscuridad, encuentro
liberad en el hecho de caminar y ver mis rizos no como un estorbo sino como
algo que me divierte ver. Ofrendo este detalle, probablemente a Afrodita, mi
diosa interna; para que regrese y no me olvide.
Camino. Me siento ligera. Probablemente dios se encuentra en los
detalles.
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