El hombre impotente
Por Viridiana Nárud
Everything is possible, menos, tus sueños de amar, de
libertad y de convertirte en un individuo. La realidad diseñada por una
sociedad perversa en donde todos somos cómplices nos invita a creer que la
realidad se encuentra sólo en la imagen, en la pretensión de ser. Es probable
que la ecuación del concepto del hombre sea errónea. Ser=ser percibido sólo
reduce al hombre. Empero, nos alimentamos de esa idea y llenamos nuestras redes
sociales con imágenes falsas de nosotros mismos. La fantasía sólo puede abrirse
paso en esta realidad para mentir a los otros de nuestra verdadera esencia.
Me gusta la
idea de creer que el mundo no es trascendente ni separado ni independiente; que
sólo existe en el acto en que (desde el
lado divino) la mente infinita (dios) lo crea o (desde el lado humano) la mente
finita lo percibe. ¿“Ser es ser percibido”? El mundo físico también existe
y este mundo maneja sus propias normas que no son siempre leyes y muchas veces
la percepción de este otro mundo sólo se presiente como meros síntomas. Como el
vacío en el pecho que nos deja el desconsuelo o esas “maripositas” en el
estómago que aparecen cuando te encuentras a la persona que amas.
Supongo que
el mundo Real, sea lo que sea que signifique, nos ha vendido una idea muy
perversa: el hombre es capaz de materializar sus sueños a través de marcas y
productos; de creer que existe una estabilidad en trabajos cada vez menos
pagados o la falsa ilusión de llegar a un puesto en una empresa. Lo concreto,
lo real, como ellos le dicen, es que los contratos para sus trabajadores están
hechos para no crear antigüedad y desecharlos cada seis meses. El hombre tiene
que conformarse con los sueños que están a la venta; cobijarse en marcas que
asomen un que no es tan miserable como parece. Pareciera que nos encontramos impotentes
ante el hecho de crear, en el marco de una realidad finita, nuestros sueños
como individuo.
Just do it, pero no hagas nada que implique tu bienestar
personal. Corre en masa, asiste a todos los maratones, paga por ellos, tómate
selfies, corre con nuestras marcas sobre tu pecho, haznos publicidad gratuita y
páganos por ello. Si piensas en alma, espíritu y arte resultas inútil. Sólo
tienes permitido hablar de esto en conferencias de autoestima y libros de
autoayuda que venden formularios para ser feliz. Cómo si la felicidad pudiera
reducirse a una ecuación de siete pasos.
El arte,
para existir, necesita de la voluntad del individuo que desea crearlo y
transgredir a una sociedad, desafiar toda moral y ética y crear nuevos
preceptos que sacudirán a una sociedad. Un individuo tiene la capacidad de
señalar las faltas y vacíos de una sociedad. ¡Qué perversión! Un solo individuo
a través de una ensoñación inútil puede llamar a la sublevación una docena o de
miles de personas y cambiar en plano de la realidad finita, la realidad de las
personas. Pero el artista es inútil, un holgazán que contempla la vida y capaz
de replantear la existencia de la humanidad con meros sueños.
Estamos locos. Pero hemos perdido la capacidad de
enloquecer. Nos tomamos una pastillita diaria de rivotril, está de moda, para
callar todo lo que nos enloquece y que nos obligaría actuar. Preferimos guardar
silencio y con ello matar la palabra que quiere ser escuchada.
La salud
mental es algo que debe preocupar a una sociedad. Sin esta no existe, ¿cómo se
alinea el pensamiento? Todos debemos pensar en el Bien y salvaguardar el orden
social que nos reprime y come el alma y las entrañas las expulsa en cada
asesinato en las calles de este país. Sé sano. Haz Yoga y guarda silencio. Los
problemas y el enfado se quedan encerrados en las cuatro paredes de un
consultorio, nunca en una marcha que invite a la sociedad a sentir vergüenza su
falta de humanidad.
Everything
is possible,
menos, tus sueños.
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