El silencio como violencia


Por Viridiana Nárud
No me encuentro acostumbrada a convivir con personas que luchan en su día a día por tener un mejor puesto o sueldo. Tampoco estoy acostumbrada a hablar de bebés y preocuparme por la vida de un solo individuo. Vivo entre poesía, libros y teatro. La gente me habla de palabras y mi preocupación  es encontrar una renovación en mi lenguaje. Confieso, que una persona  inteligente y físicamente agradable puede hacerme sentir eso que se llaman orgasmos cerebrales.

Hablo con poetas y me hablan de un solo amor, como si fuera algo que los posee en cuerpo y alma y dedican su obra y vida a ese sujeto. Se habla de trivialidades, de JuanGa y LuisMi. Mis sueños se hacen realidad, no siempre acompañados de la felicidad que vende esta frase. Me siento como una adolescente eterna. Mis emociones a flor de piel, dispuesta a luchar por aquello que llaman ideales. Pero algo en mi vida no funciona y aunque escribo para entender lo que me sucede como una mujer que escribe y se enamora me detengo en el silencio y no sé enunciar lo que me sucede.
Ayer, mientras escuchaba a mujeres de mi edad con hijos, divorciadas, preocupadas por rehacer su vida, encontrar un nuevo amor y, sobre todo, mantener con vida a sus hijos, comencé a darme cuenta de algo. Todas ellas hablaban de cómo sus parejas comenzaron a dejar de hablarles y, cómo durante el embarazo y después de éste,  renunciaron a tener relaciones sexuales con ellas.

¿Por qué el sexo y el silencio tienen que servir como armas para agredir a una persona y tratar de someterla?  ¿Por qué una persona con la que mantienes una relación decide guardar silencio para no afrontar lo que sucede? Mi respuesta es pensar que es un cobarde. Observo mi entorno, algunas mujeres aún no se han enterado que existe un “cuarto propio” al que tienen derecho, que pensar por ellas mismas sin consultar a su pareja no es necesario.
Muchas veces me pregunto si los hombres serán capaces de evolucionar al nivel de una mujer fuerte,  inteligente. Me digo que esas mujeres siempre existieron y que seguramente en años pasados, como en los actuales, la doblegaron, humillaron y no le permitieron crecer. A veces creo que no han cambiado mucho las cosas. Que ser inteligente siempre es una condena que la sociedad se encarga de cobrar. ¿Qué mal puede existir que una mujer muestre una inteligencia superior al de su pareja? ¿No tendría que ser un hecho se sorpresa y admiración? ¿Por qué guardar silencio ante el asombro que una persona nos causa y tratar de herirlo para destruirlo? 

¿Por qué estas mujeres tan diferentes a mí en intereses sufrían de la misma violencia a la que me enfrento en un mundo, en apariencia tan diferente? La violencia de género continúa afectando nuestro cotidiano. No importa que el hombre escriba alta literatura y se llame feminista, tampoco importa si es una persona que tiene un trabajo que encaja dentro de la "normalidad" en la sociedad. Continúa prevaleciendo la violencia a la mujer con sólo la intención de someterla. Pero la mujeres no somos bestias que se puedan someter. Recuerdo, hasta la bestia más sometida se cansa de recibir maltratos y mata a su amo. 





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