Las cosas son como son


Por Viridiana Nárud

El gato siempre se come al ratón, nunca sucede al revés. El nacimiento de toda civilización rechaza este principio, brindado la ilusión que algún día este ratón podrá comerse al gato. ¿Por qué rechazamos el principio de crueldad? No me juzgo por mi ilusión ante ideas absurdas, como la transformación de las personas, el amor, la "verdad". Esta última muchas veces resulta ser sólo una idea moralizante que dicta el comportamiento de las personas. Quizá si hubiese sido capaz de comprender lo que en nosotros sucedía no estaría hoy aquí.

Debí haberme ido. Todo era tan claro. Pero mi sed de conocimiento me cegó y me hizo seguirte día, tarde y noche. Las interpretaciones deberían dejarse a personas sabias o psicólogos no a gente como yo. Quería entender lo que en ti pasaba. ¿No era absurdo? ¿Qué necesitaba saber que no fuese obvio?  Mi madre me dijo que no le diera más vuelta a la vuelta, pero a mí me gustaba pensar que corría un maratón.

Yo te observaba antes de dormir. ¿Por qué tu mirada siempre vacía, sin expresión? Una canción de Cerati dice que el misterio es contracción y probablemente sea porque en muchas ocasiones no existe nada tras él. Estás vacío. ¿Era necesario llegar aquí para comprenderlo?

En ocasiones, cuando uno ve algo que no tendría que haber visto lo mejor que puede hacer es huir lo más pronto posible. No lo hice. Existe un cuento en donde una niña es enviada por su madre con una terrible mujer. La niña en el camino se encuentra con tres hombres: uno negro, uno verde y uno rojo como la sangre. Al llegar, la mujer le dice que puede preguntar lo que sea: Puedes preguntar cualquier cosa, pero no todo lo que preguntes te servirá a tu favor. Si sabes mucho, envejecerás rápidamente. La niña, sin entender lo que esta mujer le dice le preguntar por los tres caballeros que ha visto. Son “mi aurora”, “mi sol rojo”, y “mi noche oscura”. Pero la niña no se detiene en su curiosidad y continúa preguntando: Cuando me asomé por la ventana me dieron escalofríos porque vi a un diablo que se le estaba quemando la cabeza. La mujer toma a la niña y la convierte en un palo de escoba y la avienta al fuego. Yo vi tu cabeza arder. 

¿Por qué si vi lo que en tus ojos pasaba no me fui? Estar bajo tierra te permite pensar en todas las posibilidades que ya no podrán ser. Esa noche no debí, por ejemplo, decir todo lo que eras. Te enojó escuchar tantas verdades. Algo que ha olvidado la civilización es que existen verdades crueles que nos aterran y, de conocerlas, nos impedirían continuar como manadas. Respondemos a una naturaleza. ¿Por qué? Porque sí. 





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