Una escritora del siglo XXI
Por Viridiana Nárud
Aún recuerdo los cuchicheos en los pasillos de la escuela
mientras caminaba con tacones y ropa ajustada o vestidos diminutos. Esa, seguramente, se la pasa veinticuatro
horas al día frente al espejo. Era la voz de una compañera. Lo cierto era
que pasaba cuatro horas en el gimnasio y después me encerraba a leer en mi
casa. Y no tendría que justificar el hecho de mi vestimenta ajustada porque
para ser escritora no se necesita ser fea o mal alineada. Tampoco se necesita
ser bonita. Se necesita ser libre.
Bajo prejuicios uno se abre paso. Es demasiado arreglada; demasiado loca; demasiado enojada; a ti, no se
te prende el foco. Te alejas de un sector del mundo porque aprendes que la
escritura es lo único que te importa y no tu vestimenta. Pero tienes que regresar
a él si quieres ser producida o publicada así que ahí estás de nuevo. Joven
promesa, no tienes derechos de un pago justo. En pleno siglo XXI existen
productores que en su afán de no pagar prefieren tirar una producción de varios
cientos de miles de pesos. ¿Por qué un joven talento no tiene derecho a cobrar
o a ser producido si es un talento? ¿Por qué un productor prefiere tirar una producción
antes de pagar un sueldo justo a un escritor?
¿No aprendimos de nuestros antepasados? ¿Tenemos que llevar a
nuestros talentos al abismo económico y emocional? Señoras y señores, nuestro
talento no se alimenta de buenos deseos y lindas palabras. Tampoco vienen musas
de la nada a inspirar la mente del escritor. Se necesita trabajo y disciplina. Los
libros cuestan dinero y las librerías, se los aseguro, no se apiadan de
nosotros por ser jóvenes promesas, exigen su pago por cada libro. Estoy cansada
de escuchar a personas que desean acompañarme en este “maravilloso” camino y
engañarme. Estoy cansada de abusos.
Me fastidia tener que enfrentarme a un sector que se supone
tendría que entender el arte, que se pronuncia en contra de las injusticias y
es injusto a la hora de pagar. Entiendo que como jóvenes hacemos nuestros
grupos y con ellos trabajamos para abrirnos paso en este mundo ya difícil. Lo
que no comprendo es el comportamiento de un(a) productor(a) que no quiera pagar
a una escritora que se ha hecho un excelente trabajo.
Escribir no es fácil. Muchas veces te encuentras en el borde
de la locura y la muerte. Todo se encuentra al límite. No hay división entre la
vida “real” y la vida psíquica del autor. Los escritores somos necesarios para
imaginar nuestro fututo, para comprendernos a nosotros mismos. Somos un oficio
en resistencia, siempre lo hemos estado. Por eso me pronuncio en contra del
abuso en pleno siglo XXI.
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