Noches de ensueño

Por Viridiana Nárud

Si algo ha mostrado Dios a lo largo de su historia es crueldad. De niño crecí viendo imágenes de santos agonizantes con estigmas en las manos, esqueletos siendo adorados y un hombre crucificado muy doliente. En nombre de Dios se han cometido los peores crímenes. Se han aniquilado pueblos y ciudades. ¿A acaso no fue Dios quien mandó al infierno a su ángel más querido cuando éste se enfrentó contra él? ¿A caso no fue Dios quien mandó a su hijo a la cruz para la redención de los hombres?

He pensado en lo que me pasa y no puedo dejar de sentirme culpable. Supongo que es lo que me detiene. Pienso en mi familia y en ti. Ustedes conforman mi mundo. Nunca he sido tan ambicioso para que el trabajo sea parte de él. Busco respuestas para comprender cómo una persona con mis características podría tener sentimientos de esta naturaleza.

Prometeo en su afán de brindar fuego y conocimiento a los hombres, es condenado por los dioses. Se le encadena a una roca y un águila devora eternamente su hígado. Precisamente la única parte del cuerpo que es capaz de regenerarse. Es castigado por su afán de conocimiento. Después, llega Lucifer, el ángel más hermoso y querido por el altísimo. Lucifer en su afán de ser igual que dios congrega a un ejército y se levanta en contra de su padre. Al perder la batalla es lanzado de la alturas, y cae al infierno un lugar hostil el cual tiene que habitar. Llega Jesucristo, un hombre común que siente el dolor humano y en su rebelión, en su intento de ser libre y acabar con las cadenas de un sistema es crucificado. Dios no es justo. Silencia las voces de los oprimidos.

Me paso demasiadas horas contemplando al cielo. Desde mi departamento puedo ver cómo las montañas han sido demolidas y creado sobre su tierra edificios colosales. Alexa, los colores del cielo me engañan, me alejan de esta realidad. Me siento incapaz de entender el por qué la existencia de los hombres. Mi propia existencia.

En un pasado amar me parecía indispensable para la vida, para toda acción, para todo pensamiento y búsqueda. Existe demasiado caos. No hay tiempo para estar solos y pensar en uno mismo. El amor es real, no un acto de fe. Sólo que por su propia fuerza se mantiene secreto ante el hombre racional. Te recuerdo y pienso en cómo nos conocimos. Pasabas de vez en cuando por la oficina. Venías pensando en tantas cosas que siempre olvidabas algo. En un principio me hiciste enojar. Ahora estás aquí, justo al lado de esta habitación.

Me gusta sentarme a escribir aquí. Cada vez me encuentro más alejado del mundo y de ti. Mañana será otro día y yo seguiré soñando. Algún día, Alexa, cuando el amor deje de ser una esperanza.



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