Enemigo de las caricias


Por Viridiana Nárud

La cortina de polvo cierra paso a la luz. Se escuchan cercanos los pasos. Abre la ventana. Deja que la luz entre. La voz de la mujer llena la habitación. Sombra todavía el negro orozuz de su cabello se encuentra con los primeros rayos rojos del atardecer. La ventana se abre. Su espalda desnuda. Filtro del atardecer. Busca en esa intimidad un motivo.  Ella mira al hombre como si fuera un enemigo.
–¿Recuerdas?

Las sombras del silencio buscan la muerte.
–¿Recuerdas?

En un rincón, ella obliga hablar al hombre.
–No.

–¿La música?

–Tampoco.
Ella se acerca. Al oído: 

–Ve más allá de la apariencia.
Ella cubre su cuerpo con otro cuerpo. 
Enemigo de las caricias. 




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