Terror nocturno
Por Viridiana Nárud @viridianaeunice
Una súbita sensación
de miedo se apodera mí. Son las once y media de la noche. Mi amiga me pide que
tenga cuidado. Apenas unos segundos atrás un octogenario había tocado mi hombro de forma incisiva con
el pretexto de apoyar su mano en el asiento del metrobus. No quise despedirme
de ti para que ese hombre no supiera que éste es tu destino, dice ella. El
pavor no me permite pensar con claridad. Me quedo sentada. Seguiré una estación
más para evitar todo peligro, aviso. Lo único que puedo pensar es que esa próxima
estación es más peligrosa y solitaria.
Han pasado más de
diez minutos desde que me bajé en esta estación. Sólo un policía oculto en un
rincón, un joven de aspecto sospecho y yo estamos aquí. La batería de mi celular se
acaba y nadie podrá venir por mí en caso de que creer que me encuentro ante un
peligro inminente. Soy un blanco perfecto, pienso. Mi cuerpo podría
aparecer tirado, mutilado y violado, sumándose un número a las estadísticas.
Subo a un taxi de
sitio. ¿Me mirará de forma lujuriosa? ¿Será digno de mi confianza? Me lleva a
mi casa. Conoce mi dirección. Si no lo hace hoy, podría hacerlo cualquier día.
Cuestionamientos infinitos en los cinco minutos del trayecto del sitio de taxis a mi casa. No quiero hablar, extraño en mí. Sólo quiero
llegar a casa viva, sin ningún signo de tortura, que me permita seguir adelante
con mi vida.
Llego a mi hogar
tibio. Hele mira su Ipad. Mi corazón parece consumirse de miedo dentro de mi
pecho. ¿Cuándo volveré a caminar por las calles libremente?
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