Destino
Por Viridiana Nárud
Sé mujer, sostuvo mis manos y me miró fijamente. Ningún toqueteo en la nalga, ni en los pechos, sólo la mirada fija sobre mis ojos. Mi risa de niña a los veintinueve años. ¿Cómo convertirme en mujer? ¿Era el sexo? ¿Su ausencia o exceso? Era el silencio, apenas lo comprendo. Me es difícil hablar cuando el silencio nada entre dos cuerpos. Escribo y pido respuestas a interrogantes sin respuesta.
Existe algo invisible entre dos seres que se siente atraídos entre ellos. Es esa fuerza la que los une o separa. El tiempo no es aliado de los sentimientos. Su presencia aumenta el deseo y la desesperación… la desesperación… Han pasado años y apenas puedo callar. Algunas palabras se crean en el pecho y ese remolino dentro del cuerpo anuncia su próxima expulsión.
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