A mi pequeña Helena:


A mi pequeña Helena:

Pocos te dirán que en la ausencia de las cosas la vida se llena de alegría; que en el aburrimiento se encuentra el conocimiento y que la culpa y envidia que genera a los otros la felicidad, nos obliga a mantenernos amargados y sin sueños. La vida guarda sus propias leyes y es la voluntad del corazón la que nos salva de nuestro Destino. ¿Cuál será el tuyo? Si las palabras pueden ser un conjuro que sea amor, sabiduría y salud. Espero que en la soledad de los tiempos difíciles tengas un banco de besos de abu, de tu madre y míos.   

Quiero decirte que antes de ti no conocí un amor más grande. Ahora entiendo que este sentimiento no se encuentra lleno de ausencias sino de presencias que nos construyen y nos enfrentan a nosotros mismos y con el otro. El amor es un entregarse sin querer. Yo me entrego a ti, mi pequeña Helena.


















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