Un sueño

Sé que no debería hablar de mí. En tiempos actuales hablar de uno es de mal gusto e insensible. Pero eso de ser insensible con el otro está de moda. El budismo mal interpretado se ha utilizado como escudo para cobardes y neófitos emocionales.  La moda, por el contrario de lo que muchos piensan, no es pasajera, por el contrario sus raíces son más profundas y sus lazos estrechos con la sociedad. No olvidemos que la sociedad se compone por individuos, aunque muchos nunca alcancen la individuación. Y quiero decir que yo tuve un sueño, un sueño en donde pido a mi padre que me libere. En donde entiendo que ese gesto que se repite en las fotos, que ahora es mío, habla más de mis antepasados que de mí misma. Sé que no debería hablar de mí cuando el mundo entero está en guerra y no sólo Palestina o Siria. Sólo es necesarios ver a nuestro alrededor. Las personas chocan sus autos por que no desean que el otro pase y continué su camino. Una mujer hace unas semanas acuchilló a otra mujer porque movió su puesto de dulces. Todo pasó frente al hijo de la víctima. Un hombre aventó a un policía a las vías del metro. El policía murió de inmediato. Existen mujeres trans que son asesinadas todos los días. Se les invalida su derecho de ser mujer y se les entierra con el nombre de hombre, con el que nacieron y que sus padres eligieron. Pero yo quiero hablar de ese hombre que me hace perder la razón, de ese hombre que hace sentir una guerra en mi pecho porque soy incapaz de decir lo que siento. Sé que no debería hablar de mí, pero este país en donde vivo está consumiendo los sueños de los jóvenes. La tasa de suicidios aumenta. Las personas no tienen sueños. Dicen que un suicida comete suicidio porque ha dejado de pensar en el otro. El orden político y social está aniquilando mis esperanzas y se me dice que todo depende de mí, de mi manera de ver el mundo. Que si quiero transformar mi mundo lo tengo que hacer sola. Supongo que esa persona jamás luchó contra una transnacional, contra el estado. Los cambios se hacen en comunidad. El amor a uno mismo si no transciende la barrera del ego es egocéntrico y sádico. Dicen que debo hablar del mundo, pero el mundo ha olvidado verme a mí. ¿Qué es la realidad?