Palabras


Nadie podrá entenderme, tú tampoco. Las personas cuando se sienten amadas creen que su participación en este impulso debe ser activa, sin entender, que por su esencia esta energía nos transforma y sólo nos queda ser testigos mudos mientras ella nos habita. No tenemos voluntad porque quedamos adscritos de una vez y para siempre a otro ser. A mí me bastaba tu silencio, el saber que tu presencia, horas antes, marcaba tu ausencia en ese presente ya pasado.

Tu aroma en las habitaciones, en mi habitación; mientras, yo trémula, habitada de recuerdos y el vacío en el estómago me consume. Yo no hablo. Yo no toco. Yo no miro. Es ahora, en esta retrospectiva del tiempo en donde se deja el pasado a través del presente y se crea esa línea consciente del tiempo, donde te miro ya lejano. Mido el tiempo en palabras. ¿Me ves? ¿Existo? He edificado alrededor de ti un templo y las palabras han sido ofrenda e incienso. 




Imagen relacionadaFoto: Alfred Stieglitz

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