Una mujer dominante
Un amigo me
ha dicho que no quisiera que su novia se juntara conmigo. ¿Te imaginas? Que me hable como tú y diga las cosas que dices. Toma
una pausa. Cuando lo digo suena estúpido.
No quiero ser ese macho. Pero me da miedo que sea tan dominante… No es la
primera vez que un amigo se siente inseguro frente a la idea de que “su” pareja
se junte conmigo. Las escenas de hombres inseguros se vuelven comunes. Al
parecer, lo que más teme el hombre es la fuerza e inteligencia de una mujer. Pienso: no es natural.
A veces
quisiera apagar mi cerebro e imaginarme feliz con el mundo. Dejar de “ser profunda”. Me han dicho en repetidas
ocasiones y con distintas voces: Tu problema
es que piensas mucho. Ser tan profunda no te hace bien… Yo creo que lo que
hace daño es vivir una vida sin cuestionamientos. Me he encontrado con el vacío
de la nada teniendo que salir de ella con voluntad.
Tengo miedo
de ser asesinada. Eso es un hecho real. Solía andar en bicicleta, sólo que
últimamente los hombres son más agresivos. Apenas unas semanas atrás un anciano
me persiguió y me cerró el camino. Un motociclista intervino y le pidió por la
fuerza que me dejara de molestar. Fue a través de la fuerza de un hombre que
otro hombre detuvo su acoso.
Los hombres
tienen miedo de que pensemos, que exijamos nuestros derechos y no sólo ante las
leyes, también en la cama. Le pregunté a un amigo si es que tengo que soportar
durante una vida el intento de sometimiento de los hombres a mi persona. No me
dio una respuesta. El estar sola me llena de vicios, pero estar con alguien me
llena de miedos y angustia. Cuando un hombre me dice que soy dominante pienso
que no comprende que he encontrado la libertad de expresarme claramente. No
domino las relaciones, soy capaz de expresar lo que quiero. Tengo la voluntad
de ser libre. Ya lo dijo Schopenhauer: No existe mayor transgresión que la voluntad.
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