El club de los optimistas
Por Viridiana Nárud
@viridianaeunice
“Todo es
posible si tú lo deseas”, bajo este lema,
que es muy parecido al slogan “Nothing
is impossible”, de adidas, se ha venido
alimentado las ilusiones de los falsos soñadores. En la radio escuchaba a un famoso
conductor decir: “Todo lo que deseas es posible si cambias tu manera de pensar”,
y, no es que estén equivocados al decir esto, simplemente me parece peligroso
que tras estas palabras se ocultan secretos para una conciencia cada vez más
estrecha en estos días.
El
conocimiento de uno mismo y escuchar los pensamientos que nos pueden guiar a
una máxima filosófica que nos encumbraría al llegar a Ser nosotros mismos y no
quienes debemos ser, no sólo requiere tiempo, sino también silencio y humildad.
Algo que se encuentra opuesto a lo que hoy en día se nos educa en realidad. En
una sociedad Herculínea, en donde no se somete al héroe a pruebas que pongan a
prueba su fe, valentía, ego, y, sobre todo, que no hace dudar al individuo de
su verdadero papel con él mismo y ante la sociedad que lo rodea, pareciera que
nos enfrentamos a individuos que lo único que pueden hacer de manera pública es
el anunciamiento de su Fuerza bruta y su estupidez como humanos.
Conforme
crezco. entiendo que existen fuerzas, y en esto coincido con Artaud en el “Teatro
y su doble”, que superan al hombre. Escuchando a Jung decir que la conciencia
del hombre es tan sólo la máscara (persona) del individuo y que sólo podemos
conocerlo de forma aparente, entiendo que estas fuerzas (inconsciente) siempre
se mantendrán ocultas, entiendo que el ser humano no sólo tiene que pensar de
forma “positiva” lo que quiere, sino que debe dejar atrás su estreches de
pensamiento y abrir paso a lo inconsciente, porque, en realidad, esto es lo que
maneja la vida del hombre. Quizá si dejamos de ver la vida conforme nos dictan,
y no sólo impregnamos realismo, sino que aunamos los sueños y escuchamos
nuestra voz inconsciente, no sólo nuestra vida cambiará y dejaremos atrás
algunos vicios de nuestros antepasados, sino que podremos apropiarnos de
nuestra propia vida.
Así que lo
que puedo pensar por ahora es que no hay que tomar las voces de los optimistas
como reales, sino como un complemento a nuestra realidad. Sí, soñar no cuesta
nada, pero fantasear sólo nos puede alejar del entendimiento de la vida, si es
que algo podemos entender. Es decir, a veces, sólo necesitamos dejarnos guiar
por la luz que nuestro inconsciente arroja, porque la vida demuestra que el
destino de ella no sólo es obvio e inminente, me refiero a la muerte; lo
importante en ella es el arco que tensamos, la transformación de nuestras
angustias y miedos y la decisión de la libertad a pesar de la soledad que
conlleve. Porque la libertad se vive en soledad y no en aglomeraciones masivas con
un líder que nos dice qué es y cómo se vive la libertad.
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