El Gran Maestro
Por Viridiana Nárud
Tiene tanto miedo de su cuerpo como de las palabras.
Enamorarse de un escritor no es fácil. Uno puede leer en su escritura sus miedos,
su sexualidad, su amor o la ausencia de pasión. Yo me enamoré de uno frígido,
sin talento, a quien todos llamaban el Gran Maestro. Demasiada ilusión para tan
mediocre realidad.
César es aburrido, usa lentes de pasta con mucho aumento,
siempre tiene que leer cosas antes de poder ir a la cama conmigo. Su cuerpo y
escritura rígidos y fríos me causan repulsión. Piensa en cómo hacer de su
familia clase mediera y aburrida un mito. César, en lo único que es grande es
en su simplicidad y aburrimiento
Prefiero la observación a la charla. Las palabras sólo las ocupo
para enunciar lo que quiero: Quiero un risotto; una pizza con doble queso y
prefiero el vino que al mezcal. Además, ¿es justo decir?:
Como resultado de mi observación, me he dado cuenta que entre tú y yo no existe
nada más que cogidas cumplidoras. Sé perfectamente cuando te acercarás a mí.
Necesitas coger cada fin de mes para tener control de tu escritura. Tú y yo sólo somos dos personas con un miedo
en común. Tu historia y la mía queda resumida en un microcuento:
“Él llega a casa. Ella sueña en su cama. Él desconoce sus
sueños porque nunca la ha visto a la mujer que duerme junto a él.”
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