Café Turco
Sirve el café en la taza blanca, diminuta. El vapor se eleva. Mis fosas nasales se expanden. Inhalación profunda. El café de mis ojos, mi sombrero cubriéndolos. Me oculta del mundo, del azul del cielo. El viento. Dos nubes se besan, devoran, chocan, desaparecen. Mi lengua arde, demasiado caliente. Tres sorbos, no necesito más para saber su origen: Turquía. Mis botas negras, pisan las piedras húmedas. El tobillo se tuerce, un dolor intenso. Un país extranjero. Las calles de las putas, de negros y latinos. Mi piel morena cubre mi cuerpo y el calor la penetra. La temperatura aumenta. No hay lugar en donde guardar mi abrigo de gamuza. Cubierta de pieles avanzo. El sol me abrasa. Los poros de mi piel dilatándose, el sudor se libera. Camino. El sol llega a su ocaso. Es de noche. Me detengo. Las estrellas pintan la bóveda celeste. Llegaste lejos. El suave filo de la navaja penetra mi piel, la revienta, lo escucho.
Caigo
Caigo
caigo…
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