Sueños de Victoria



Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

Me dijo que era la cosa más extraña que había escrito, gente que se orina encima de otra, algo muy extraño. Así fue como José Luis Bobadilla me presentó su novela “Sueños de Victoria”, lo que emitió fue la profunda melancolía que esconde.

José Luis muestra su cosmogonía en dioses mortales que habitaron esta tierra como Charlie Parker, Antonioni e incluso Mickey Mouse. Dignos representantes de una sociedad que poco entiende de esos dioses griegos, judeocristianos y sus conceptos de inmortalidad.


“Nos regalamos dos llaveros, uno de Mickey Mouse, otro de Minnie Mouse. Estábamos en Nortre Dame y pusimos un candado en un puente que nos unió para siempre. Ese candado lleva el reflejo del oleaje de las aguas del Sena. Su andar grave y en calma, su vaga desolación”.



Más allá de los anos, los orines, el sexo, esta novela trata la imposibilidad de amar; de sueños que permiten a este personaje vivir ese amor violento que lo lastima. ¿A caso no es doloroso soñar a la persona que se ama y no poder tocarla en la realidad?  

                     
“(Como en una cosecha, van cayendo los sueños. Por suerte eso me trae tu rostro. ¿Ya no quiero soñarte, sabes? Si alguna vez te vuelvo a ver, lo que seas va a hacerme mucho daño. Tú voz no será tu voz ni tu sonrisa esa que me regalan tus labios de ensueño…)”






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