Guerra y amor

Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

Me he tenido que sentar a escribir sobre la guerra, del amor, de esos dos componentes humanos que se encuentran unidos en el espíritu del hombre. Pienso que el arte puede salvar al mundo, pero el arte no puede salvarnos de nuestra naturaleza, la autodestrucción. Sin embargo, conmueve el alma de los hombres comunes y dice Noam Chomsky que son ellos quienes cambian al mundo. Gracias a éstos tenemos derechos.

Así que tomo mi pluma, mi computadora e imagino que si escribo una película digna de filmarse podré cambiar al mundo. Me burlo. No hay nada que se pueda cambiar. Es por ello que la conquista espiritual es tan solitaria y dolorosa. Sí, es cierto, no hay nada que se pueda cambiar, sin embargo, uno puede seducir al otro con sueños de libertad.

La libertad, más allá de un concepto abstracto y filosófico invita al individuo a la reflexión de sí mismo y a la elección autónoma de su propia vida. Elimina la casualidad y sigue su Destino con conciencia de existir. Porque el hombre no es más que lo que en realidad es. Lleva a sus últimas consecuencias la máxima filosófica “llegar a ser quien eres y no quien debes ser”. En tiempos de guerra, pareciera irrisorio hablar de libertad espiritual cuando hombres, mujeres, ancianos y niños salen de sus países muriendo de hambre con el único sueño de libertad; cuando periodistas mueren a diario por decir la verdad. Pero, ¿por qué no hablar de ella cuando vivo en un país parcialmente libre? ¿Por qué no hablar de ella si es algo que compete al ser humano?

A veces quisiera que, con una película, libro, canción… los hombres de poder entendieran el daño que hacen a la humanidad con sus guerras estúpidas y sueños de poder. Pero miro a mi alrededor, a mi vecina amargada hablando mal de mi perra feliz; a las personas odiando a los niños por el hecho de existir, odiando sus sonrisas inocentes; entonces, comprendo todo. El hombre goza destruyendo las cosas bellas, como el amor que implica la máxima expresión de libertad.