Carta a un seductor




Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

Después de la muerte de mi abuelo y el reencuentro con mi familia paterna, pareciera que la causalidad ha hecho estragos en mi vida. Dejándome encuentros y llamadas con mi pasado, que no es amoroso, sin embargo, algo tiene que ver con ese sentimiento. He pensado en ellos y me hicieron regresar al primer hombre de mi vida, mi padre. Creo que he pasado más tiempo odiándolo que amándolo, de hecho, es para mí un ideal su figura paterna amorosa.

Mi padre, después de la muerte de mi abuelo, ha entrado a esa edad en donde la reflexión le permite darse un poco cuenta de su existencia y el porqué es así. Y no pienso que sea una toma de consciencia sino es más una aproximación estética de la verdad a la cual me ha invitado mi señor padre.

En el funeral de mi abuelo le pedí a mi padre un abrazo, fue en ese momento cuando caí en cuenta que él y yo nunca nos habíamos abrazado antes. Ni en navidad, ni en nuestros cumpleaños, ni cuando nos sentimos solos. De hecho, cuando hemos tenido problemas lo mejor que nos ha pasado es la extensión de nuestra separación. Así que ante esta falta de contacto e interrogantes que nunca dejan de generarse en mi cabeza, entendí el silencio de los hombres de mi vida.

Por primera vez mi padre se atrevió a decirme, de forma inconsciente debo anotar, el por qué es incapaz de mostrar sus sentimientos. Es sencillo, mi abuela lo vistió de mujer por llorar. A un hombre no le estaba permitido mostrar sus emociones, eso es sólo de mujeres. Así que mi padre ha tenido que lidiar con sus miedos en la soledad, en el vacío de las interrogantes que se ahogan y que no permiten respuestas. Pienso en todos esos hombres a los cuales he pedido que con palabras me expresen sus sentimientos teniendo un silencio como respuestas. Para mí se encuentran perdidos ante el impulso, el arrebato de una pasión que ha surgido de la nada y que no saben cómo expresarla ni vivirla. La duda se nos ha manifestado como señora y reina de nuestros espíritus. Como a mi padre. Al final, me doy cuenta, busco en el sujeto amado las respuestas que mi padre me negó.


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