Supuestos imaginarios

 No creo que puedas entender el asombró que fue para mí tu respuesta. Estoy acostumbrada hablar con supuestos imaginarios. En casa para que mi padre me escuchara necesitaba gritar más fuerte, golpear las puertas tras las que se ocultaba mi madre. Estaban sordos. Aprendí a permanecer en un rincón.

Me sorprende saber que existo. Durante años me creía invisible. Utilizaba mi cuerpo para generar estímulos acerca de la existencia humana. Si la gente me tocaba trataba de entender el porqué, su morbo me era ajeno. Podía llegar a la cama con un sujeto sin decir sí y sin negarme sólo por la necesidad de ver el mundo. Las emociones con los otros me resultan extrañas. Nadie puede conocer lo que realmente soy. Y no es porque pretenda un misterio, sino, porque lo que soy aún se encuentra en construcción.

Sentir lo que siento me hizo ver dentro de mí misma. La Otredad del sujeto amado vierte una mirada doble, la del espejo y la del supuesto. Para amar hay que saber ser persona. Yo es una persona en construcción. Un poquito de todo sin forma aparente. ¿Qué se supone debía encontrar?

El caos del abismo existencial no es filosófico, es real. ¿Sabes? Conforme pasa el tiempo dejo de hablar con mis supuestos imaginarios. Abandonó la fantasía en donde encuentro respuestas y un orden. Tendría que enfrentar lo real en un mundo en donde crecí muda.

Seguiré escribiendo a mis supuestos imaginarios con la intención que en vértice se encuentren con lo real y mi respuesta no sólo sea una evasiva escrita.  





Comentarios

Entradas populares