Carta a Nadie
Viridiana Nárud
Hay cosas que los psicólogos no pueden arreglar y esta tendencia que padezco me confunde. Necesito hablar. La realidad es un oscuro enigma en el cual se da por sentado ciertas mentiras como verdades. La mayoría no tiene la razón, pero tiene el poder, aísla al individuo confundiendo la verdad como mentira. ¿Sabes? La duda mata. El ser humano no está hecho para afrontar el enigma con resignación, necesita entender.
Ayer escuchaba acerca de las tres etapas del individuo, en la primera, aprende lo que debe aprender; en la segunda, aprende lo que no puede aprender (investiga); la tercera, olvida, deconstruye. La verdad se asoma a través de una cúpula rota por diminutos hoyos, la luz traspasa e ilumina, ese es el conocimiento. Me gustaría tener certeza de que conozco algo.
Me he olvidado de Dios; del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Algún tiempo creí que era judeocristiana, necesitaba entender la mitología a través de la psique humana. Ahora, no creo en nada. ¿Sabe qué, doc.? No estoy enojada, tampoco triste, no sé qué sentir.
Busco un sentido de existir por medio de la escritura, pero escribir sin sentimiento, resulta sólo un ejercicio del pensamiento. Quiero sumergirme en mí, en él, conocerme en sus ojos, ver el mundo que él ve, quiero estar en él sin perderme un segundo de mí misma.
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