El deseo y la nausea habitan el mismo espacio y tiempo
Es tarde. El deseo se convierte en nausea. Cubro mi cuerpo.
La herida queda expuesta. Desconozco la respuesta del por qué. ¿Quién soy ahora
que no quieres verme? Cansada de sentir vergüenza de ser. Mi
cuerpo se abre, el corazón se cierra. El pensamiento constante, obsesivo,
repetitivo. Las horas pasan y tu nombre se repite entre mis labios.
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