Algo sobre mi madre
Por Viridiana Nárud
El pasado es ese recuerdo fijo, la memoria no olvidada, la imagen anclada en el no espacio del tiempo pasado. La memoria caprichosa que evoca: Mi madre sale de alguna recámara, ¿será el baño? Sólo distingo su silueta que se dibuja por la luz que se escapa de esa habitación. Mi hermana y yo bajo las cobijas. ¡El monstruo! y reímos nerviosas de ser descubiertas. Gritos. Mi madre nos abraza. Estar con ella nunca fue aburrido. Aunque los años nos van revelando las tristezas del alma y el silencio que la acompañan.
Una casa limpia, limpísima, el silencio y los jardines, el cuadro de Santa Teresa colgando en la sala, los sillones labrados con manos de artesanos, leones, bestias que no puedo descifrar en mi recuerdo. Un barroco muy mexicano. Así era mi hogar. El silencio y la libertad. Mi madre ausente. Mi madre con una sonrisa. Mi madre siempre erguida cargando el mundo de sus dos hijas, de su propia existencia. Mi madre con su amor de madre. Amelia, Mely, un misterio impenetrable que no importa descifrar.
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