La gente miente
Escribo desde la frialdad. He dejado de observar al mundo, de sentirlo. Me da tristeza. ¿Ves cómo resultar vulgar articular la emoción de manera tan sencilla? No he revelado nada. Triste es todo el mundo. Pocos pueden hablar de la sed que deja el Deseo, del extravío de no comprender la realidad. ¿Para qué entenderla? Sólo juega. Pon tu cara estúpida, saca tu tarjeta y gasta, busca compañía, aférrate a la inconsciencia aunque todos se proclamen conscientes.
Debo tener
cuidado de aquellos que cuando hable sólo miren una loca, podrían hacerme dudar.
Me dicen loca aquellos que no piensan por sí mismos, aquel que no puede enfrentar
sus emociones para estar conmigo. Pero hay algo que yo sé: las emociones son
reales, aunque no se pronuncien, aunque se escondan en el pensamiento y el
cuerpo comience a enfermar; la verdad, no opera en colectivo, sino, en el
individuo. La verdad no puede comunicarse de manera legible para el lego.
Yo sé que
cuando muera la verdad será conocida. Porque así opera su misterio, sólo en la
ausencia de quien lo pronuncia tiene sentido.
Nota:
La gente miente.
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