Un mundo
Las promesas sólo requieren palabras:
Quiero volver a verte… Nos vemos pronto… Regreso, no sé si pueda… Que,
para mujeres como yo, se nos repite, no existen hombres. Se nos
destina a la soledad. Demasiado franca… ¿No podrías mostrarte vulnerable?...
Es tu “arreglo” o “la falta de”… El problema, les falta decir, eres tú. El
pensar, leí alguna vez, duele por su intensidad, también leí que el conocimiento
causa placer. Yo busco.
¿Cómo estás? Leo ese brevísimo mensaje en la
pantalla de mi celular. Bien… y cambio de tema. Si pudiera, diría: Tengo
miedo de convertirme en una persona frívola, superficial y hueca por el sólo
hecho de encajar. Me aterran las personas que tienen certezas del mundo, los que
no dudan; los conocedores de verdades que las escriben… ¿Cómo estoy? Me
pregunto.
Primero hay que pedir misericordia, dice un sabio sufí para tener el
favor de Dios. La pido. ¿Después, qué se hace?
Texto: Viridiana Nárud
Foto: Alex Majoli
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