Entendiendo a los hombres
Por Viridiana Nárud @viridianaeunice
Cuando tu
relación con el género masculino se encuentra plagada de grietas y fantasmas,
entender la realidad real respecto a las relaciones entre hombres y mujeres es difícil.
Crecí en una familia en donde el matriarcado tiene una historia. Mi abuela
materna tuvo que hacerse cargo de sus siete hijos y lidiar con un esposo alcohólico
y flojo. Mi abuela materna fue un poco más cruel, nulifico la estirpe masculina
y los dejó a cargo de un abuelo parrandero a quien sólo le importaban las fiestas.
Por lo tanto, tengo como herencia el cruce de dos estirpes que se unen de forma
inconsciente, en donde el sexo masculino es un simple y mero adorno social. Mi
abuela materna solía decir que los hombres servían para adornar y que de esa
manera molestaran menos a las mujeres. Dejando como herencia la relación nula
con los masculinos.
La relación
con mi padre me llevó al psicólogo y tuve que entender muchas cosas acerca de
él, de mi familia, para comenzar a entenderme a mí y que el dolor no me
consumiera. Mi psicóloga me dio a leer “Under
de Saturn´s shadow” un libro escrito por James Hollis. En él explica cómo
es que los hombres desde muy pequeños se les enseña a ocultar sus sentimientos,
imposibilitándolos del llanto, por lo tanto su lado femenino es aniquilado a muy
temprana edad. Recuerdo que mi padre me contó por error que su madre lo había
vestido de mujer después de haber llorado. Lo cual lastimo mucho a mi señor
padre. Así que fue desarrollando una masculinidad en donde la vulnerabilidad y
el llanto son sinónimos de debilidad. Me pregunto, ¿qué tiene de malo en
sentirse vulnerable, débil?
Pronto me vi
envuelta en una sombra de dolores ocultos y mentiras. Quizá escribo esto para entender
mejor a mi padre y justificar todo lo que hizo. Sin embargo, con esta nueva ola
de mujeres empoderadas que tienen como consigna aniquilar la convivencia con el
otro por su género, siento la necesidad de decir que no somos muy diferentes.
Durante
siglos los hombres han tenido que ratificar su masculinidad en donde el dolor y
el miedo de la existencia deben ser ignorados. Me pregunto, ¿qué sería de mí si
me viera incapacitada y obligada a no llorar cuando me siento débil? Seguramente
me volvería loca. Así crecieron mi padre, mis abuelos, mis tíos, sin el derecho
de llorar. Mis abuelas también condenaban ese llanto. Para apuntalar mejor lo
que intento decir tomo una enmienda del mito recogida por Apolodoro en donde
dice que la Tierra y el Cielo se
separaron en una batalla mortal y posteriormente volvieron a unirse por amor.
He tenido
que lidiar con las figuras de masculinos lastimados, nulificados y castrados.
Por lo tanto, al sentirse tan débiles frente a mujeres empoderadas, las han
lastimado física y emocionalmente. Creando cadenas de dolor, de ataduras
invisibles y absurdas. La vulnerabilidad nos une, la idea de la vulnerabilidad
como una falla humana nos separa. Tiene que regresar el amor, la empatía. No
querer dar muerte al macho ni a la mujer, ya sea en su expresión literal, que
es la más peligrosa o alegórica.
El entendimiento
es clave del pensamiento humano, si nos negamos a él, caemos en una espiral, en
donde el extraño, el extranjero representan un peligro. Cuando podría
representar un descubrimiento para el espíritu humano.
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