Paris, Texas; la imposibilidad de la comunicación


Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

            El cristianismo, según el Papa Francisco, es una religión de concreciones, la comunicación proviene de Dios y para realmente existir debe en algún punto ser concreta. Es decir, ver al otro no a través de máscaras, cartas, redes sociales o teléfono, dejar atrás lo virtual. La comunicación exige al hombre dejar atrás las mentiras, retirar su velo y mostrarnos como hombres. Pero acaso ¿no es muy doloroso dejar atrás nuestros sueños y especulaciones acerca de lo que es otro y de lo que en realidad somos nosotros mismos?

  El verdadero carácter, dice McKee, se desvela a través de las opciones que elige cada humano bajo presión: cuanto mayor sea la presión, más profunda será la revelación y más adecuada resultará la elección que hagamos de la naturaleza esencial del personaje. El personaje no es más que la metáfora del hombre, porque así es como en realidad de revela nuestro carácter. Después de ver Paris, Texas; el personaje de Travis ha hecho una mella en mí.  ¿Qué no muchas veces actuamos como él? EL miedo nos gobierna y preferimos dejar atrás el amor, la construcción de nuestro yo, para abandonarnos a la locura y el miedo. Dice Travis a Hunter (su hijo) a través de una grabación:

--Me daba mucho miedo no poder decírtelo en persona. Intento hacerlo de esta manera. Cuando te vi por primera vez, en casa de Walt, tenía muchas esperanzas. Esperaba conseguir que vieses que yo era tu padre. Me has demostrado que lo soy. Pero lo que más esperaba… no va a ocurrir nunca. Ahora lo sé…

La película alberga un secreto familiar jamás revelado, y lo que aprendí en un libro es que las familias no son misteriosas por naturaleza sino por los secretos. Durante dos horas veinticuatro minutos vemos a seres imposibilitados de comunicarse el uno con el otro. El secreto reina como protagonista, la única manera de comunicarse es a través de teléfonos o cabinas en donde un muro separa a los amantes.

En la penúltima escena existen dos monólogos. La escena transcurre en una cabina en donde los antiguos amantes, Jane y Travis, se encuentran separados por un vidrio que no le permite a ella verlo. Él lleva cuatro años desaparecido, deseando llegar a Paris, Texas, el lugar donde fue concebido, no ha sabido nada de ella después del trágico incidente. La mira a través del vidrio, le da la espalda, lleva la bocina telefónica a boca y comienza a narrarle lo ocurrido aquel día y cuánto la ha amado. Después, ella le pide que se quede, también tiene que decir algo, esta vez ella logra verlo, igual a través del vidrio.

--Era más fácil cuando te imaginaba. Me imaginaba tus respuestas, teníamos largas charlas los dos. Era como si estuviese ahí...

Dice Jane a Travis. Ninguno hace nada para concretar el encuentro, nadie sale para ser escuchado y poder decir de frente lo que siempre se ha soñado. “Paris, Texas”, es una metáfora de la imposibilidad de la comunicación con el otro, preferimos huir de nosotros mismos, dejar atrás el amor que construye y abandonarnos en el desierto, que es infértil. Es la incapacidad de que Dios se manifieste entre los hombres.





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